Termo o jarra, guampa, bombilla, agua, mucho hielo, yerba y el infaltable pohã ñana son los ingredientes obligatorios que forman un refrescante tereré. Esta bebida nacional que fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad que elabora la Unesco, hoy celebra su día.
Con la llegada de la pandemia del Covid-19 y las medidas para evitar su contagio el “terere jere” o las rondas de tereré tuvieron ciertas modificaciones. Ahora, cada uno disfruta de esta tradicional bebida con su propia guampa.
El Día Nacional del Tereré se creó con el fin de proteger y fortalecer la identidad paraguaya. Mediante la Ley 4261/11, esta fecha cobró protagonismo cada mes de febrero.
El tereré es de origen precolombino y tuvo auge durante la Guerra del Chaco (1932-1935), ya que las tropas paraguayas consumían para filtrar el agua turbia de los tajamares y poder beberla.
Era una técnica para racionalizar el agua y refrescarse. Haga frío o calor el tereré se convirtió en un compañero casi infaltable en la casa o la oficina.
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Una regla casi inquebrantable y que la gran mayoría conoce: el primer sorbo es para Santo Tomás, porque el primer mate debe ser para Pa’i Zumé o Santo Tomás, el santo patrono de la yerba mate.
Otra costumbre popular es que el más joven del grupo sea quien sirva el tereré a los mayores en las rondas. También, el cebado debe ir de derecha a izquierda, y cuando alguien ya no quiere que se le sirva en la ronda debe decir: “¡Gracias!”.
También se cree que a la persona que tome el último sorbo de la ronda “la va a querer su suegra”; o si por accidente, al mover la guampa cargada de agua, se derrama la yerba en las manos, es símbolo de prosperidad.
Para la Unesco, un patrimonio intangible o inmaterial tiene que ver con tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y al universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional.
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Que el tereré sea reconocido como Patrimonio Cultural de la humanidad era algo que hacía tiempo los paraguayos estaban buscando.
Javier Torres, vendedor y presidente de la Comisión Paseo de los Yuyos del Mercado 4, explicó a Última Hora que muy pronto estarán ofreciendo capacitaciones a los vendedores de remedios yuyos para la manipulación de las plantas medicinales.
Además, buscan crear conciencia con el cuidado de las plantas medicinales, ya que muchas, como la cangorosa y doradilla, están en peligro de extinción.