El documento actualiza el reglamento “sobre la disciplina de las intenciones de la Santa Misa”, que recoge la forma en la que los sacerdotes deben actuar cuando los fieles les piden misas con intenciones especiales y, para ello, les entregan una ofrenda, que suele ser una donación económica.
Las nuevas normas reiteran que “según el uso aprobado de la Iglesia, es lícito para cualquier sacerdote que celebre la misa recibir la ofrenda entregada para aplicar la Misa según una intención determinada”.
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Pero piden que se procure no acumular muchas en una misma misa, y, en todo caso, el sacerdote puede quedarse solo con una y entregar el resto a “parroquias necesitadas”.
“La aplicación colectiva de varias ofrendas para una sola misa es lícita solo si los oferentes, previa y explícitamente informados, han consentido libremente”, indica el texto, que añade que “la voluntad de los oferentes nunca puede presumirse o inferirse del silencio».
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Además, se recomienda “ofrecer la posibilidad de celebrar misas diarias de intención única» y se reitera que “la aceptación de ofrendas durante una simple celebración de la palabra o un simple recuerdo durante la misa es gravemente ilícita”.
Por tanto, el sacerdote no debe acumular tantas ofrendas en una sola misa, puede quedarse solo con una y dar el resto a “parroquias necesitadas” y “especialmente en países de misión”.
También se indica que para los sacramentos, el sacerdote, “además de las ofrendas que determine la autoridad competente”, “no debe pedir nada, evitando siempre que los más necesitados se vean privados de la ayuda de los sacramentos a causa de la pobreza”.
“Aunque la misa constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos, sino un generoso remedio y alimento para los débiles”, se indica en el decreto, cuyo objetivo es que no se envilezca con “prácticas abusivas” esta tradición de la Iglesia.
Fuente: EFE.