Tras pasar una noche tranquila, el Papa se despertó, desayunó, tomó un café y se dedicó a leer los periódicos, añadieron las fuentes, que insistieron en que, sin embargo, su cuadro clínico sigue siendo complejo y su pronóstico, reservado.
El Pontífice, de 88 años, se encuentra hospitalizado desde el pasado 14 de febrero por una bronquitis con infección polimicrobiana a la que se sumó una neumonía bilateral.
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Francisco “no tuvo ninguna otra crisis, después de la de ayer a primera hora de la tarde”, dijeron las fuentes, que explicaron que el broncoespasmo (estrechamiento del conducto bronquial), formó parte de una crisis respiratoria y no ha afectado a otros órganos.
Se trata de una crisis “distinta” a la que sufrió hace una semana, el 22 de febrero, y los médicos necesitarán entre 24 y 48 horas para valorar cómo le afectará y si agravará su situación, habían explicado el pasado viernes las fuentes.
En la mañana de este sábado, la oficina de prensa de la Santa Sede informó de que el Papa, que cumple su décimosexto día ingresado en el Gemelli, pasó “una noche tranquila” y que esta mañana estaba “descansando”.
Entre mejoras y alarmas
Tras varios días de ligera mejoría, el pasado viernes se desataron de nuevo las alarmas cuando el Vaticano informó de que el Papa había sufrido una crisis “aislada” de broncoespasmo que le provocó un “repentino” empeoramiento y, aunque respondió “bien”, su pronóstico sigue siendo reservado.
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“El Santo Padre en la tarde de hoy, tras una mañana haciendo fisioterapia respiratoria y en oración en la capilla, ha presentado una crisis aislada de broncoespasmo que ha determinado un episodio de vómito con inhalación y un repentino empeoramiento del cuadro respiratorio”, se indicaba en el último boletín médico vaticano.
La crisis por broncoespasmo le hizo vomitar pero, al respirar, volvió a tragar el fluido, por lo que fue necesario extraérselo. Ahora los médicos deberán determinar si esos jugos gástricos afectaron a los pulmones.
“El Santo Padre ha sido prontamente broncoaspirado y ha empezado con la ventilación mecánica no invasiva, con una buena respuesta de los intercambios gaseosos”, de oxígeno, rezaba el comunicado.
El Pontífice argentino, que respondió “bien” a la terapia, estuvo “siempre lúcido y orientado” y “colaborando con las maniobras terapéuticas”, y no fue intubado en ningún momento, afirmaron las fuentes.
En los últimos días, su estado de salud había experimentado una mejoría y, de hecho, el Vaticano declaró este jueves que había dejado atrás la “fase crítica”.
Fuente: EFE.