¿Cuántas veces se puede presumir la victoria en una demanda que impulsó Disney, el gigante del entretenimiento?
Una empresa paraguaya lo logró en 1995 tras un largo proceso judicial que comenzó en 1991 y que llegó a los estrados más altos de la Corte Suprema de Justicia, lo que nos convirtió en el único país en usar al ratón más famoso del mundo sin sufrir denuncias por violación del derecho de autor.
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El drama judicial llegó a una de las redacciones más prestigiosas de los Estados Unidos: The New York Times, que en la víspera publicó el reportaje Disney no pudo vencer al Mickey paraguayo.
En el material se cuenta cómo Mickey SRL, que envasa salsas y aderezos, soja en granos, hierbas naturales y otros alimentos, logró esa gran hazaña judicial, bajo el patrocinio de la abogada Elba Rosa Brítez, quien actualmente tiene 72 años.
Pascual Blasco abrió, en 1935, una frutería y heladería que se llamaba Mickey, para dar alegría a un país devastado por el conflicto armado con Bolivia por el Chaco y que aún no se recuperaba del genocidio por la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay.
De dónde salió la idea de Blasco de poner a un ratón como símbolo de su local sigue siendo un misterio en la actualidad, incluso para su propia familia.
Los huecos jurídicos, que no tuvo en cuenta Disney, fueron claves en este conflicto que generó una cierta rivalidad entre ambos ratones.
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La marca paraguaya se quedó con el icónico personaje de las orejas por tres simples razones: Disney registró el nombre Mickey Mouse y con la cara de frente; mientras que la empresa de alimentos el nombre Mickey, con la cara de lado; a esto se le suma el argumento de que ambas marcas fueron registradas en diferentes categorías: la firma paraguaya pertenece al rubro de alimentación y Disney a entretenimiento y cinematografía.
Otra controversia en torno a ese litigio guarda relación con quién registró primero la marca, ya que fuentes señalan el debut del ratón en la gran pantalla, en 1928; en tanto, otras señalan que la empresa paraguaya realizó el primer registro.
Más allá del Mickey Mouse y su fama mundial, el Mickey paraguayo, aunque no se puede vender en el extranjero, se ganó los corazones de una población de poco más de 6,1 millones de habitantes e, indudablemente, forma parte de la cultura e idiosincrasia paraguaya.