Junto a los enseres utilizados por los ocupantes del campamento narco fue encontrado un cuadro de madera terciada, que estaba escrito a mano. Poseía una lista de instrucciones que llamó la atención de los intervinientes por su título: “Los 11 mandamientos”.
A juzgar por las apariencias y la funcionalidad del refugio clandestino, uno pensaría que dicho listado cuenta con instrucciones propias de la logística que implica acopiar cargamentos de marihuana.
Sin embargo, grande fue la sorpresa cuando lo que en realidad establecía eran reglas de convivencia en el megacampamento construido en la reserva privada dentro de la estancia Itá Verá, del distrito de Bella Vista, en el Departamento de Amambay.
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La lista enumera normas básicas de un hogar. Por ejemplo, del primer número al quinto, pide lavar los cubiertos, traer agua, traer leña, mantener la cocina y el rancho limpios, y levantarse temprano. En este último punto están dibujados dos ojos, como para poner la atención especialmente en eso.
Del sexto al undécimo “mandamiento” figuran instrucciones muy peculiares, entre ellas, “no cagar en el camino; cagar en el baño”, “respetar al compañero”, “tapar la olla siempre”, “bañarse todos los días”, “no dejar la basura en el arroyo” y “arreglar la cama todos los días”.
El campamento era utilizado para procesar marihuana y alrededor de 20 personas trabajaban en el prensado de la droga. El sitio contaba incluso con un generador eléctrico. La Senad incautó un total de 224 kilogramos de marihuana y 21 prensas de hierro con madera, entre otros.