Mario Abdo Benítez volvió de los Estados Unidos, a 10 días de asumir como presidente del Paraguay y en medio de una crisis política por el caso de José María Ibáñez. Su equipo está preocupado por el desgaste político que está generando el blanqueamiento del diputado colorado.
Ibáñez es aliado político del presidente electo, lo acompañó en toda la campaña, desde las internas coloradas, y forma parte del movimiento Colorado Añetete. Inclusive, Abdo Benítez no bajó línea a los parlamentarios integrantes de su movimiento para retirar la investidura del parlamentario.
En principio, tanto Abdo Benítez como su primer anillo buscaron desmarcarse del caso con el argumento de que es una cuestión que atañe a otro poder del Estado.
Sin embargo, la fuerte presión y las movilizaciones que se hicieron y se harán en los próximos días, sobre todo la del 15 de agosto, día del traspaso de mando, contra el acuerdo de Yacyretá y el caso Ibáñez, hicieron que empezaran a preocuparse.
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Los futuros ministros de Obras y Educación, Arnoldo Wiens y Eduardo Petta, respectivamente, así como Nicanor Duarte Frutos, consideraron que el diputado colorado debería renunciar a su banca en la Cámara Baja.
Durante su campaña, el hijo del ex secretario privado de Alfredo Stroessner habló varias veces señalando que no defendería ni a sus amigos si estaban involucrados en un hecho de corrupción, lo cual reiteró en la ceremonia que lo proclamó como presidente electo de la República.
Igualmente, otra de sus promesas fue romper las notas reversales sobre Yacyretá, que acordaron el actual presidente Horacio Cartes y su par argentino Mauricio Macri. Finalmente el acuerdo fue aprobado por la Cámara Baja con votos de los integrantes de Colorado Añetete.
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