El obispo criticó duramente a aquellos que se presentan como repartidores de felicidad, a quienes calificó como “vendedores de humo” porque prometen éxito en poco tiempo, grandes ganancias y soluciones mágicas. Advirtió que es fácil caer en la tentación de creer en estas promesas y, sin darse cuenta, cometer el pecado de la idolatría; es decir, violar el primer mandamiento al depositar la fe en falsas esperanzas, ya que es un error pensar que el dinero puede resolver todos los problemas. ‘‘¿Y qué significa eso entonces? ¿Qué le reemplazan a Dios por un ídolo? Los dineros no existen, los dineros no existen. Ya que son situaciones de todos los tiempos’’.
En la Catedral de Asunción, el cardenal Adalberto Martínez hizo un llamado a los fieles para que eleven sus oraciones por la salud del papa Francisco, quien se encuentra hospitalizado en Roma.
‘‘Él nos ha enseñado que el cristiano no se jubila, sino que siempre puede crecer más y más en santidad’’.