En un comunicado, la Cancillería Nacional de Paraguay informó que sus connacionales, rescatados el pasado viernes, “se encuentran fuera de peligro y son asistidos en un hotel por el Consulado General del Paraguay en la ciudad de Río de Janeiro”.
Los 23 paraguayos y un brasileño hallados en la fábrica debían trabajar en precarias condiciones en el municipio de Duque de Caxias, región metropolitana de Río de Janeiro, la capital regional.
Estas personas fueron trasladadas a una comisaría local para prestar declaraciones y presentar la denuncia, al tiempo que la fábrica fue cerrada por las autoridades.
Consultada al respecto, la fiscala Carina Sánchez, a cargo de la investigación en Paraguay, señaló que sus connacionales están bajo la protección de las autoridades brasileñas y con la atención directa de los funcionarios del Consulado en Río de Janeiro.
“Una vez que culminen las diligencias previstas por las autoridades brasileñas, ellos van a volver al país. Eso estamos coordinando también con las autoridades del Consulado”, dijo la fiscala a una emisora local.
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Sánchez relató, citando informaciones preliminares, que los paraguayos llegaron a Brasil atraídos por la promesa de un “trabajo en condiciones óptimas y con un salario muy bueno”.
Sin embargo, al llegar a una “determinada ciudad”, las personas encargadas de su traslado les vendaron los ojos, retiraron sus celulares y les prohibieron salir del lugar al que fueron llevados.
El Ministerio Público del Trabajo y otros organismos policiales en Brasil participaron en el desmantelamiento de la red, pero no consiguieron detener a los responsables.
Según las informaciones, los paraguayos llegaron primero a São Paulo con la falsa promesa de un trabajo en el sector de la confección con salario de 3.500 reales (unos 700 dólares) mensuales, pero luego fueron enviados a Río de Janeiro y en tres meses solo recibieron 500 reales (unos 100 dólares).