“En sus catequesis en Sudamérica, san Josemaría Escrivá de Balaguer (fundador del Opus Dei) animó a miles de personas a tener un corazón grande, imitando a Cristo en la cruz, que tenía los brazos abiertos para acoger a todos, sin distinción. Así deberá actuar cada miembro de la Obra para aliviar el sufrimiento, llevando el amor de Dios a los rincones más apartados de la sociedad”, sostuvo el religioso.
En el marco de la reforma de los estatutos de la prelatura del Opus Dei, ordenada por el papa Francisco, y de los 100 años de la fundación de esta institución católica, que se celebrarán en 1928, el prelado sostuvo que sus miembros deben interrogarse y mirar en cómo pueden contribuir al mundo.
“En los años que preceden al centenario (de fundación del Opus Dei), queremos interrogarnos sobre las necesidades y los desafíos de la Iglesia y del mundo. Queremos profundizar en nuestra identidad y estudiar cómo la Obra puede contribuir a la santificación de la vida ordinaria a través de su carisma”, resaltó el también conocido como moderador general del Opus Dei, según divulgó el portal Aciprensa.
Señaló que en este tiempo, “miraremos al conjunto de nuestro horizonte apostólico (la Iglesia y el mundo) y a la parte, hacia dentro (la Obra), con la esperanza de que ambas miradas converjan en un momento de gracia”.
“Cuando pienso en el centenario del Opus Dei, me viene a la mente una oración que el beato Álvaro dirigía personalmente al Señor: ‘Gracias, perdóname, ayúdame más’. En cierto sentido, en el momento actual todos deberíamos vivir esta aspiración”, agregó Ocáriz.
En cuando a la reforma de los estatutos de la institución católica, expresó que se realiza “en un clima de diálogo y confianza”, donde se busca preservar “el carisma y la naturaleza del Opus Dei, sin encorsetarlo ni ahogarlo”.
En ese sentido, manifestó que es importante subrayar el “carácter secular” de la institución, además del “hecho de que más del 98% de los miembros son laicos, hombres y mujeres que viven su vocación en la calle, en la familia y en el trabajo”.
Otro aspecto abordado es el de fundamentar el “trabajo apostólico” en la amistad sincera y en la transformación del corazón.
El prelado también subrayó que aún se debe “redescubrir el papel fundamental de los laicos, su responsabilidad eclesial y sus infinitas posibilidades de evangelización de la sociedad”.