Según la evidencia científica, apuntan los responsables de esta guía, este período de tiempo tras el infarto es donde las medidas de resonancia magnética son más estables y están menos afectadas por los cambios rápidos que sufre el corazón para intentar auto-repararse.
Esta ventana temporal es además logísticamente factible ya que la gran mayoría de los pacientes permanecen ingresados en el hospital al menos tres días tras padecer un infarto.
“Esta es la ventana de tiempo que deberían utilizar los ensayos clínicos en esta patología”, concluye Rodrigo Fernández-Jiménez, coautor del documento de consenso e investigador en el español Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).
El documento también menciona que el tamaño del infarto absoluto, es decir, el porcentaje de ventrículo izquierdo que queda dañado de forma irreversible, debe ser el objetivo principal a valorar en los ensayos clínicos que están viendo los efectos de nuevos tratamientos.
Los expertos de EEUU, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Suecia, Holanda, Grecia, Suiza y Singapur, además de España, redactaron este texto después de una reunión de dos días en 2018 y este lunes se publica en el Journal of the American College of Cardiology (JACC).
Su objetivo es servir de orientación en el uso de esta técnica tanto en estudios clínicos como experimentales.
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La resonancia magnética es una de las mejores pruebas para estudiar el corazón tras un infarto, ya que permite analizar su anatomía, función y composición del tejido de una forma muy precisa sin necesidad de utilizar radiación, según una nota del CNIC.
“Es la prueba ideal para evaluar el efecto de nuevas terapias en el infarto agudo de corazón, sin embargo, no existían recomendaciones sobre las medidas a realizar en los estudios de resonancia magnética y el momento de hacerlas para evaluar el efecto de estas terapias”, indicó el líder del estudio Borja Ibáñez y director del departamento de investigación clínica del CNIC.
En la actualidad hay multitud de ensayos clínicos que utilizan esta técnica para evaluar el resultado principal, pero “es muy complicado comparar unos estudios y otros debido a que se utilizan protocolos muy diferentes”.
“Debido a que el infarto afecta a millones de personas en el mundo cada año y es un campo muy activo de investigación, las implicaciones de este documento de consenso son enormes”, resume el investigador.