Los cocineros de cada comisión instalaron sus ollas de hierro en sus respectivos stands, que fueron visitados por los miembros del jurado integrado por la supervisora de Educación, Evelin Ortellado; el director de Cultura de la Municipalidad, César Rolón, y el secretario de Educación de la Comuna, Nicolás Cabañas.
Los miembros del jurado degustaron las preparaciones y eligieron el mejor plato, servido en algunos casos con cocido negro o huevo.
La octogenaria Gertrudis Avellaneda, integrante de la comisión proconstrucción de la capilla Santa Clara, cocinó el reviro más rico para el jurado. Gracias a ella, su comisión se alzó con un premio de G. 10 millones otorgado por la Municipalidad de Presidente Franco. Los recursos serán utilizados para la adquisición de materiales. Uno de los principales gestores fue el concejal Lucio Vera. Este recordó que conforme con la historia, el reviro comenzó con los mensú en el siglo XIX, cuando empresas extranjeras habían reclutado a varios trabajadores en los yerbales, bajo promesa de remunerarles mensualmente. Sin embargo, los trabajadores solo recibieron algunas provistas para su alimentación y ante la falta de dinero para adquirir otros ingredientes, tuvieron que hacer una masa de harina con agua y un poco de grasa, lo que se convirtió en el alimento cotidiano denominado reviro, porque se reviraba la masa durante la cocción.