Desde tempranas horas, el cementerio local de Concepción se ve colmado de personas que encuentran en el Viernes Santo una oportunidad para honrar y recordar a sus difuntos.
Los alrededores no escapan a esta escena, con un estacionamiento abarrotado de vehículos que llegan para participar en este ritual anual.
A pesar del intenso calor, los asistentes permanecen estoicos, compartiendo tereré, helados y otros refrescos para mitigar el clima.
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El ambiente se llena de serenidad y devoción, mientras las familias se reúnen en torno a las tumbas, adornándolas con flores y velas en un gesto de cariño y respeto.
El momento cumbre de la jornada llega con el responso celebrado por el padre Derlys González, cura párroco de Don Bosco, en la explanada del Mausoleo de gloria del cementerio.
El padre González explica el profundo significado de la oración por los difuntos, recordando la importancia de mantener viva la memoria de aquellos que ya no están esencialmente, pero permanecen en el corazón de sus seres queridos.
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El encuentro se ve enriquecido por la participación de estacioneros, quienes con sus cantos tradicionales de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, añaden un toque de solemnidad y emotividad a esta jornada tan significativa para la comunidad concepcionera.
La tradición de visitar a los difuntos en Viernes Santo sigue siendo un vínculo poderoso entre las generaciones, manteniendo viva la conexión con aquellos que nos precedieron y dejando una huella de amor y devoción en el corazón de Concepción.