Al igual que Caacupé, la virgencita de Itacuá reúne todos los años a miles de peregrinantes que llegan de distintos puntos de la región para pagar su promesa y celebrar la festividad mariana más importante del sur del país. Cabe resaltar que la Virgen de Itacuá es conocida como la madre de los pobres.
Si bien las condiciones del clima fueron muy poco favorables hasta horas antes de la serenata a la virgen, la celebración de la misa central contó con una multitudinaria concurrencia de fieles, como también de autoridades nacionales, departamentales y locales.
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Cabe resaltar que la celebración de la virgen de Itacuá se inició con el novenario la semana pasada y culminó este viernes con la multitudinaria concurrencia de fieles en la misa central, celebrada por el obispo de la diócesis de Encarnación, monseñor Francisco Javier Pistilli.
En su homilía, el monseñor Pistilli enfatizó en la importancia de la fe, la esperanza y el amor presente en la vida de cada persona y la invitación de Dios al encuentro con nuestra madre. Asimismo, recordó la necesidad de tener una esperanza basada en la fe para enfrentar cada día y superar los desafíos que la vida nos presenta.
Asimismo, expresó que muchos no saben explicar con palabras para qué peregrinan o van junto a la virgen, pero aseguró que los mueve Dios, el amor a la familia, a los amigos y las personas con las que comparten día a día.
“Podemos decir también que a los peregrinos nos mueve también el amor, el amor a nuestra familia, el amor a nuestros amigos y a las personas con quienes compartimos todos los días, porque ese amor es peregrinar, alegrías y tristezas, bendiciones y situaciones difíciles, y que solamente en el amor juntos podemos llevar y superar”, remarcó.
Entre otras cosas, aseguró que la vida es una peregrinación y es la esperanza que nace de la fe la que levanta a las personas para hacer sus tareas, vivir el día a día y salir adelante de las diferentes situaciones.
La imagen de la virgen de Itacuá se encuentra enclavada en una gruta de piedras a orillas del río Paraná, en un paradisiaco lugar rodeado de añosos árboles que dan sombra a los peregrinantes en un área de tres hectáreas, donde también se encuentra el moderno santuario.
Según la historia, la virgencita se les apareció entre las piedras a los marineros que cruzaban por el río en la primera década del año 1.900. Desde entonces, se inició la veneración a la virgen en este lugar, donde la celebración, con el paso de los años y los milagros concedidos, cobró notoriedad hasta convertirse en una de las más importantes del sur del país.
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El gobernador de Itapúa, Javier Pereira, asistió a la festividad de Itacuá, como también su hermano, el diputado Carlos Pereira, además de la presidenta de la Junta Departamental, Myriam Velázquez, y el concejal de Encarnación, Andrés Morel, entre otros.
Tras la celebración, Pereira fue abordado por los medios y destacó la importancia de la fe en tiempos de adversidad y la importancia de no olvidar las raíces.
El gobernador de Itapúa hizo un llamado a los itapuenses a ser creyentes y devotos de la Virgen María todos los días del año.